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El Fondo de Becas Roger J. Bertrand representa una donación visionaria que ayuda a abrir puertas a los estudiantes que buscan una educación católica en Rhode Island. Establecido a través de un fideicomiso creado por el difunto Roger Bertrand, el fondo comenzó a ayudar a los estudiantes de K-12 y sus familias a pagar la matrícula de la escuela parroquial después del fallecimiento de Roger en 2015. Ahora, este importante legado continúa bajo la administración de la Rhode Island Foundation, garantizando que el compromiso de Roger de apoyar a los jóvenes estudiantes siga beneficiando a las generaciones futuras.

Roger Bertrand era un hombre de negocios hecho a sí mismo que tenía una pequeña tienda de pintura y ferretería en West Warwick. Aunque nunca se casó ni tuvo hijos propios, Roger sentía un profundo deseo de ayudar a los jóvenes a acceder a la educación católica que él había recibido en su juventud.

"Era un filántropo tranquilo", recuerda Normand Plante, fideicomisario del patrimonio de Roger y viejo amigo desde sus días de colegio juntos. "Era el tipo de persona que nunca se sentaba en primera fila en la iglesia: era el de la fila de atrás"

La vida de Roger estuvo marcada por la curiosidad y la aventura. Ávido viajero, exploró Francia, China, Turquía, Grecia e incluso buscó oro en Sudáfrica. En lugar de hoteles de lujo, prefería alojarse con familias locales, forjando amistades duraderas a través de estas conexiones culturales. A menudo compartía sus aventuras de viaje con niños de primaria, inspirando su propia curiosidad por el mundo.

La transición a la Fundación Rhode Island marca un nuevo capítulo para el Fondo. Como corredor de bolsa y amigo, Normand gestionó fielmente la beca desde sus inicios. "Administrar un fondo de becas es mucho trabajo", explica Normand, que encontró una gran satisfacción personal en su función. Sin embargo, con el paso del tiempo, reconoció la necesidad de garantizar la sostenibilidad del fondo a largo plazo. Con ese fin, el fideicomiso identificó a la Fundación Rhode Island, conocida por su experiencia en la gestión de becas para los habitantes de Rhode Island, como un hogar alternativo para el legado de Roger.

"Ha llegado el momento de hacer las maletas", dice Normand. "La Fundación Rhode Island está bien situada para ayudar. Vivirá a perpetuidad, ¡donde yo no llego!"