
Donantes cívicos
Nee Zambrano Family Fund
El viaje de Katie Nee Zambrano sigue un patrón familiar para los nativos del Estado del Océano: partir para explorar nuevos horizontes, sólo para sentir la inevitable atracción de volver a casa. Tras licenciarse en la Universidad de Virginia, Katie trabajó en campañas políticas durante una década antes de volver a la Facultad de Derecho de la Universidad Roger Williams. "Como muchos de nosotros, encontré el camino de vuelta", reflexiona, reconociendo la historia de regreso a casa compartida por tantos habitantes de Rhode Island.
El regreso de Katie para estudiar Derecho le cambió la vida, ya que la llevó a conocer a su futuro marido, Carlos Zambrano. Nacido en Ecuador y criado en Connecticut, Carlos hizo su propio viaje a Rhode Island para estudiar informática en la Universidad Johnson & Wales. Hoy, la pareja vive en el barrio de Edgewood de Cranston, donde crían a sus tres hijas pequeñas.
La decisión de crear el Fondo Familiar Nee Zambrano, un fondo asesorado por donantes en la Fundación Rhode Island, refleja su dedicación al lugar que han elegido para construir sus vidas. "Estamos criando a nuestros hijos en Rhode Island y sentimos un profundo compromiso con la comunidad", explica Katie.
La pareja aporta a su visión filantrópica conocimientos profesionales complementarios. Katie, que ha dirigido varias campañas políticas y ejercido como abogada penalista, es ahora Directora General de una organización sin ánimo de lucro con sede en Washington DC. Carlos aplica sus conocimientos técnicos como Director de Tecnología de la Información de East Providence, supervisando el Departamento de TI y la infraestructura de la ciudad.
Para Katie y Carlos, la filantropía es un valor que debe cultivarse de generación en generación. "Crecimos en familias que nos inculcaron la importancia de devolver", dice Katie. Sus hijas acabarán convirtiéndose en asesoras de subvenciones del fondo, una forma inteligente de enseñar a sus hijos la importancia de dar y de la comunidad desde una edad temprana.
El apoyo del fondo se centrará en áreas muy significativas para Katie y Carlos: oportunidades económicas, educación, formación para el empleo y justicia social, en particular programas de reinserción en la justicia penal, lo que pone de relieve su interés por apoyar las oportunidades de quienes tratan de construir o reconstruir sus vidas. "Todos somos más que lo peor que hemos hecho. Todo el mundo necesita una segunda oportunidad", subraya Katie.
La reputación y los valores compartidos fueron factores clave en la decisión de la familia de asociarse con la Fundación. A medida que continúan su viaje filantrópico juntos, Katie y Carlos esperan profundizar en su conocimiento del panorama de las organizaciones sin ánimo de lucro del estado, agradecidos por la experiencia de la Fundación a la hora de conectar a los donantes con las organizaciones que se alinean con su visión.
"La Fundación Rhode Island es una organización responsable y bien gestionada", afirma Katie. "Para nosotros es importante formar parte de una organización con la capacidad de aprovechar el impacto de tanta gente"