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Fondo Karen Borger para la Educación sobre el Holocausto

Al crecer en la unida comunidad judía de York, Pensilvania, Karen Borger aprendió muy pronto a enfrentarse a los prejuicios y al odio. Estas experiencias formativas, junto con el inquietante testimonio del cantor de su infancia y superviviente del Holocausto Alex Hirsch, dieron forma a su dedicación de por vida a la educación sobre el Holocausto y a la lucha contra el antisemitismo.

"El cantor Hirsch a veces dejaba de lado nuestras clases de hebreo para compartir sus inimaginables experiencias", recuerda Karen. Su historia más devastadora -la de ver a su fatigado hijo pequeño abatido a tiros durante una marcha forzada entre campos de concentración y a su mujer en la cámara de gas de la designación- dejó una huella duradera en la conciencia de Karen. "Fue el primer superviviente que conocí, y es en gran parte responsable de mi compromiso con la educación sobre el Holocausto"

Reforzado por sus propias experiencias enfrentándose al antisemitismo, el compromiso de Karen ha encontrado una expresión permanente a través del Fondo Karen Borger para la Educación sobre el Holocausto, designado para apoyar la misión del Centro Sandra Bornstein para la Educación sobre el Holocausto de enseñar la historia del Holocausto, promover la dignidad humana y enfrentarse a todas las formas de odio.

La pasión de Karen por la justicia social se nutrió del ejemplo de su familia. Cuando su padre, propietario de su propio negocio, declinó una invitación a una partida de golf en un club de campo que excluía a los miembros judíos, su condición de principal cliente del patrocinador hizo que se cambiara el lugar de celebración. Del mismo modo, Karen y sus amigas consiguieron que su baile de graduación se trasladara del mismo club discriminatorio. "El activismo formaba parte de mi vida: estar expuesta a los prejuicios y al antisemitismo me enseñó a alzar la voz"

Por recomendación de su asesor profesional, Karen se dirigió a la Fundación Rhode Island para crear su fondo. Reconoció a la Fundación como una "organización increíble" que administraría responsablemente su legado y guiaría su fondo, de generación en generación. La larga trayectoria de la Fundación en la gestión filantrópica experta y experimentada encajaba perfectamente con la visión de Karen de un impacto duradero y sostenible.

Cada vez quedan menos supervivientes del Holocausto, por lo que Karen reconoce la urgente necesidad de preservar y compartir sus experiencias. "Cuando ya no puedan contar sus historias, tendremos que seguir denunciando los peligros del antisemitismo y el odio y comprometernos a promover la aceptación y la comprensión a través de la educación", explica. A través de su fondo, Karen pretende garantizar que el Centro Sandra Bornstein de Educación sobre el Holocausto disponga de los recursos necesarios para ampliar sus iniciativas educativas y de divulgación.

Recientemente, Karen celebró su cumpleaños solicitando contribuciones al fondo en lugar de regalos, dando a conocer a sus invitados la labor vital del Centro. A través de este fondo, Karen ha transformado su misión personal en un catalizador duradero para la educación, la comprensión y el cambio social. Dice Karen: "Se lo debemos a nuestros antepasados, a los supervivientes y a las generaciones futuras"