
Donantes cívicos
Fondo de becas en memoria de Joan M. Senna
Cuando Donald Senna recuerda que conoció a su futura esposa, Joan, en una competición de atletismo en 1958, todavía se le iluminan los ojos. "Me conquistó con su sonrisa", dice, recordando a la guapa mujer de pantalones cortos azules y sombrero de paja que se convertiría en su esposa durante 62 años. "Aquel día debieron de alinearse los astros"
Aquel encuentro fortuito -en el que Joan ayudó a fijar el número de Don en su camiseta- dio comienzo a una historia de amor que duraría seis décadas y acabaría creando oportunidades para generaciones de estudiantes del East Providence High School.
La propia trayectoria educativa de Joan "Joanie" Senna es un ejemplo de su valentía y determinación. Graduada en 1959 en East Providence High School, trabajó mientras asistía a la Universidad Johnson & Wales, pagando su matrícula semanalmente para obtener un título de secretaria, con el sueño de continuar algún día su educación para convertirse en profesora.
Joan llegó a trabajar en Textron, donde fue nombrada Empleada del Año, mientras ayudaba a su marido Don en sus estudios en la Universidad Bryant. "Si no fuera por ella, aún estaría en primero", reflexiona Don. "Yo escribía mis trabajos y ella los corregía y mecanografiaba"
A lo largo de su vida, Joan fue conocida por su entrega desinteresada, la que hacía todos los sacrificios. Trabajó como voluntaria en la Sociedad de San Vicente de Paúl y en el Centro de Mayores de East Providence. Su yerno, el reverendo Clarence Hill, Jr., llamaba a Joan su "madre-en-amor" en lugar de "suegra", señalando que era "la depositaria de todo tipo de información - no había situación en la que no pudiera ayudar"
El Joan M. Senna Memorial Scholarship Fund de la Rhode Island Foundation continúa ahora el legado de Joan de atención compasiva a los demás. La beca apoya a los estudiantes de East Providence High School aceptados en la Johnson & Wales University, con preferencia por los afroamericanos, los nativos americanos y los estudiantes de color, abriendo puertas a la educación que para tantos permanecen cerradas.
El profundo respeto de Don por la dirección de la Fundación le llevó a estudiar la posibilidad de crear el fondo. Tras reunirse con el equipo de Desarrollo, supo que había encontrado al socio adecuado para honrar la memoria de Joan. "Me impresionó el nivel de profesionalidad", afirma Don.
La asociación ya ha empezado a surtir efecto, ya que los hijos de Joan, Lori y Donald Jr, entregaron recientemente la primera beca. Es un justo homenaje a su madre, una mujer cuyo legado de generosidad ayudará ahora a los estudiantes a alcanzar sus sueños educativos.